lunes, 21 de febrero de 2011

Se despide parte del grupo.

En que me quede? Ah si...

Salimos temprano de Creel, como todos los días, era bueno avanzar unos cuantos kilómetros y parar a desayunar después, se recorría una buena distancia. El destino de ese día era Paquime y Casas Grandes, que para el caso es lo mismo, íbamos a conocer la zona arqueologica de Paquime, que se encuentra a unos kilómetros de Casas Grandes.

Después de unas cuantas curvas en la sierra y con un frió de la fregada, en una recta, vi que algo cayó adelante y después una nube de tierra, yo pensé lo peor, Arturo venia de punta con Ede y pensé que algo se les había atravesado, los que venían adelante de mi se pararon y yo vi que Arturo no detuvo la marcha, cuando pase la nube de tierra vi que su topcase estaba en el suelo todo golpeado, así que lo alcancé para avisarle, no se había dado cuenta.

Ya cuando regresamos vimos el daño, solo rayones y por fortuna no se abrió, la bandera de México que había comprado en Durango quedo toda raspada, nos dio un buen susto pero no fue nada grave. Una vez instalado el topcase de nuevo, continuamos el camino.

Llegamos a la intersección que decía "Casas Grandes" y "Chihuahua", había llegado el momento de despedirnos, mas de la mitad del grupo continuaría el camino hacia el D.F., mientras que Roberto y yo, seguiríamos hacia Casas Grandes para continuar con la ruta que habíamos establecido, después de unos abrazos y buenos deseos, nos subimos a las motos y a continuar el recorrido.

Muy pronto me di cuenta que íbamos mas rápido, solo eramos dos así que llevábamos muy buen ritmo, las curvas se terminaron y empezaron las rectas, se respiraba otro aire, va a sonar raro pero me sentía menos pesado, tal vez era por lo mismo de que el grupo era solo de dos, Roberto venia de punta así que ya no tenia que estar marcando obstáculos en el camino, aun así marque algunos, solo para no perder la costumbre y la practica, la carretera estaba vacía, así que se disfrutaba mucho, no había presión de los carros ni trafico ni nada de eso.





Pasamos por muchos pueblos de 10 calles, donde la calle principal era la carretera por la que íbamos, es normal que cuando llegas en moto a un pueblo, la gente se te queda viendo raro, pero estos pueblos que pasamos, la sensación era mas fuerte, no se si era porque no había mucho trafico en esos lugares o porque íbamos en moto, o tal vez la mezcla de los dos, lo que si es seguro es que me sentía bien recibido.

Ya en la tarde llegamos a San Buenaventura, a unos cuantos kilómetros de Casas Grandes, nos paramos ahí para comer algo ligero y preguntar sobre la carretera a Paquime, lo mismo, la gente que pasaba nos veía raro, alguien pregunto de donde veníamos, cuando le conteste que de la ciudad de México, ponían cara de asombro, creo que fue ahí cuando me di cuenta de que ya estaba muy muy lejos de casa. Cargamos gasolina y continuamos a Casas Grandes.

La carretera era un recta enorme!! Y el sol pegaba de frente, no le quite el forro a la chamarra porque me dio flojera, unos minutos después me arrepentí, llegue empapado a Paquime. Estacionamos las motos y bajamos con todo el circo de cascos, guantes, mochilas y demás. Yo pensé que iba a ser como en las ruinas del templo mayor, donde hay un barandal y no puedes bajar a verlas de cerca, pero no, aquí no había barandal ni nada que impidiera pasarte a ver lo que quedaba de las "casas grandes", salvo un letrero que decia, "No pasar", hicimos todo el recorrido y me quede impresionado con lo que quedaba de las casas, la forma de las puertas y como estaban diseñadas originalmente, veías los alrededores y te podías dar cuenta de porque habían escogido ese lugar para construir sus casas, las tierras planas y alrededor, cerros protegiéndola.



Y precisamente, eso hicimos.



Puerta en una de las casas


Nos encontramos a "Salta" haciendo de las suyas... jajaja

Después entramos al museo donde tenían artículos que había encontrado en las excavaciones, compramos algunos souvenirs y salimos de ahí.



Asi era originalmente.


No sabia que en aquellos tiempos ya tenian mangueras... que precavidos.



Vasija de Mata Ortiz

Buscamos algún hotel cerca porque yo traía un dolor de cabeza del infierno, pero estaban muy caros, así que decidimos regresar a San Buenaventura, lo bueno es que ahora el sol estaba detrás de nosotros y ya no sufrí tanto, encontramos hotel rápido en el pueblo, justo detrás de una pizzeria, y con el hambre que traía, parecía el lugar perfecto para quedarnos. Pero... como íbamos a viajar tantos kilómetros para comer pizza?? NO! Caminamos unas cuadras y nos metimos a un restaurante donde vendían burritos de carne asada, ya me urgía comer.

Regresamos al hotel para revisar la ruta del día siguiente y dormir, después de alrededor de 450 kilómetros, ya lo merecíamos.